A mediados del siglo XX el Sistema Educativo se configura y consolida como una macro- organización especializada, destinada a la educación formal, con control del Estado, con conexiones diversas, con la sociedad y con una relativa autonomía. Se constituye como el aparato estatal más extendido e imbricado con la sociedad civil, e implicado con su complejidad, contradicciones y tensiones. Constituye una construcción socio- política e histórica, que hoy atraviesa y transita profundos procesos de transformación.
El desarrollo educativo argentino, fue impulsado desde el Estado Nacional a través de medidas de intervención indirecta (Subvención a las provincias para el mantenimiento de la educación obligatoria), y directas (creación de escuelas nacionales en las provincias). No obedeció acabadamente a una planificación global, con una orientación definida, concebida y concretada en un momento histórico determinado.
En la década del sesenta se discute el centralismo, apareciendo los primeros intentos de descentralización de servicios nacionales a las provincias. Se amplía el marco de la educación privada en todos los niveles educativos. Se expande el nivel secundario y universitario. De algún modo las provincias consolidan sus propios sistemas, aunque coexisten servicios nacionales.
La necesidad de articular, coordinar y organizar la totalidad de las prestaciones educativas aparece como un tema central.
En la segunda mitad del Siglo XX el modelo centralizado se agota, la lógica federal se pone en MARCHA Y LAS PROVINCIAS RECLAMAN SU AUTONOMÍA. Esta modalidad se comienza a manifestar en momentos y contextos políticos autoritarios y democráticos. Algunos emergentes institucionales pueden mencionarse:
Ø l972: creación del Consejo Nacional de Educación (funciones de consulta y asesoramiento)
Ø l978: transferencia de escuelas primarias a las provincias
Ø 1984-88: Congreso Pedagógico Nacional
Ø 1991: creación del Ministerio de Educación Nacional con nuevas funciones.
Ø 1992-93: transferencia de institutos Superiores nacionales a las provincias.
Ø 1993: sanción de la Ley Federal de Educación.
Ø 2006: Debate Nacional para la elaboración de la nueva Ley Nacional de Educación
En el campo educativo, específicamente a partir de la década del ‘80, se desarrollan políticas a nivel nacional para transformar el sistema educativo, orientadas a la democratización del acceso a la educación y de la vida cotidiana de las escuelas. Se modifican los sistemas de evaluación, se eliminan normativas represivas, flexibilizando y democratizando los regímenes de convivencia escolar; se revisan estilos de conducción verticalista y se modifican los planes y programas de estudio, priorizando orientaciones socio- políticas comprometidas con la defensa del estado de derecho, con la recuperación de las instituciones, el pluralismo de ideas y la vigencia de los derechos humanos. Se expande el Sistema Educativo, especialmente en el nivel medio, se promociona un amplio debate sobre la crisis del Sistema Educativo y se busca generar un nuevo modelo educativo (Ley Federal de Educación).
En una segunda fase, al inicio de la década del ’90, se caracteriza por la transferencia de los servicios educativos de nivel medio y superior, lo que lleva a redefinir competencias del Ministerio de Educación de la Nación y a rediseñar los sistemas educativos provinciales en el marco de las nuevas concepciones.
Se inicia así un nuevo ciclo de profundas transformaciones educativas signadas por una serie de ideas fuerza: calidad, equidad y eficiencia; descentralización y participación; transformación organizacional; actualización de contenidos y modernización de los recursos incorporados a los procesos de enseñanza y aprendizaje.
La Supervisión escolar queda inmersa en estos profundos cambios, en continua búsqueda de redefinición del rol.
Las transformaciones iniciadas no están exentas de polémicas y contradicciones, se trata de procesos inacabados con interrupciones, rupturas y continuidades, generando en muchos casos desorientación, confusión y resistencia de distintos sectores.
Los debates, controversias y circulación de ideas y propuestas educativas marcan el presente de un modo singular, dando la sensación de estar en un terreno de arenas movedizas en el que se combinan viejas tradiciones y nuevos planteamientos configurándose nuevas visiones educativas, aunque poco solidificadas y a veces contrapuestas, lo que obstaculiza visualizar direccionalidades claras, y, por lo tanto, dificultades para acompañar y orientar los cambios tanto en el micro, como en el macro sistema.
No obstante, vale recordar que el hecho histórico que produce la caída del Estado benefactor, cuando en Argentina se entra en crisis, se ponen en cuestión sus principales supuestos subjetivos e institucionales. A fines de los ’80 la situación financiera del Estado Argentino se halla en una crisis sin precedentes y se comienza a evidenciar cada vez más el cuestionamiento de los principios estructurales en que se sustentó la lógica de funcionamiento bienestarista; las orientaciones hacia el pleno empleo, el sostenimiento del sistema de seguridad social, la provisión pública de servicios sociales (salud, educación, vivienda, entre otros), el mantenimiento de vida asegurado por el Estado a través de una legislación específica y una concepción del aparato estatal representada en la centralización administrativa.
A partir de los ’90 nuestro país comienza a atravesar una profunda crisis en educación: los problemas de calidad, equidad, eficiencia y eficacia junto a la falta de modernización de las administraciones educativas configuraron un escenario que requería acciones inmediatas que revirtieran la crisis. En ese sentido, la principal acción de la administración educativa nacional se orientó a completar los procesos de descentralización del Sistema Educativo iniciados desde mediados de la década de los ’70.
La intencionalidad de algunas acciones de cambio radicó en que los Supervisores, en tanto actores claves de este proceso de transformación, requerían de esta significación de su rol en complementariedad con los otros roles dentro del sistema, para construir nuevos modelos de gestión institucional que estén orientados al trabajo en equipo, la interacción y la cooperación con el fin de contribuir a una efectiva mejora de la calidad educativa.
Comienzan a definirse nuevas competencias que pretenden una nueva configuración del perfil del Supervisor profesional. Se trata de resignificar el rol tradicional apuntando a generar las condiciones necesarias para organizar la gestión supervisiva con un enfoque democrático, orientado a la promoción de la autonomía de las instituciones, en el marco de los nuevos modelos de gestión institucional.
No obstante ello, desde el conjunto de disposiciones legales, tanto como de la puesta en práctica de estos enunciados, esta problemática provoca un análisis profundo, siendo necesario considerar continuidades, corrimientos y rupturas desde la GESTION Y LA LEGALIDAD.
Los niños que ingresaron en 1998 en el Nivel Inicial, terminarán la Educación Básica en el año 2010, la secundaria o polimodal en el 2013 y aquellos que egresen de la Universidad lo harán cerca del 2020. Permanecerán en el mercado de trabajo hasta el 2060. Junto con muchos otros niños y jóvenes que están hoy en nuestras escuelas deberán construir la Argentina del próximo siglo.
Autoras:
Prof. María Cristina Alguacil.
Lic. Mónica Morón.